Sin rumbo caminé,
en calles de piedra y arena.
Mi corazón perdido,
y mi alma sedienta de seña.
Cuánto tiempo pensé,
y me sentía vacío.
Cuánto tiempo no sé,
vivía en el sinsentido.
Me hablaste
y yo dudé.
Te mostraste
y yo no quise ver.
Caía y caía,
nada me detenía.
Te pedí ayuda,
renuncié a la voluntad mía.
Pablo, servidor tuyo.
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