Verdad, tiempo y literatura

Lo único real es la literatura. 

La verdad está en la literatura. 

En esas dos afirmaciones se fundamenta mi pensamiento.

La matemática, las ciencias naturales, las ciencias sociales, la ética, la filosofía, las ciencias económicas, entre otros, son géneros literarios. Por lo tanto, son invenciones de la creatividad humana, del genio humano. 

Pero las verdades más fundamentales, aquellas verdades realmente humanas, son literatura. 

¿Qué es más real? 

¿Las verdades dentro de un libro de cálculo? ¿Las verdades metafísicas de un tratado de filosofía? ¿O las pequeñas verdades humanas de la literatura? 

Para ser más concretos:

¿En dónde hay más verdad? 

¿En el libro de Cálculo de Stewart? ¿En las críticas de Kant? ¿O en "La muerte de Iván Illich" de Tolstói? 

Personalmente, creo que en la literatura se encuentra la única verdad que importa, la verdad humana. 

La literatura viene a mostrarnos el Ser.

La literatura devela al hombre tal y como es, lo desnuda, le quita el velo dejando lo esencial, iluminando el Ser en todo su esplendor. 

La obra de arte, según Hegel, es el encuentro del espíritu con el espíritu. Por lo tanto, la literatura viene a ser el espíritu del hombre, su Ser. En la literatura el hombre se encuentra tal y como es, encontrando así la verdad, bella y hermosa, tal y como la describió Platón.

Es necesario recordar que el Ser está vinculado al tiempo. Todo acto de comprensión, todo significado, está ligado a su horizonte temporal. El Ser es, porque es tiempo. ¿Qué sería el Ser sin tiempo? ¿Acaso es pensable el Ser en ausencia de tiempo? 

La literatura dice el Ser, y el Ser es tiempo. El papel de la literatura, por lo tanto, es captar la temporalidad del Ser. La narración viene a tomar así el papel de develar el carácter temporal del Ser, o bien, la literatura dice el tiempo. Es, en este sentido, en el que cada pequeño relato es un retrato del tiempo. 







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